El nene ha vuelto

Qué gustito de vacaciones, mon dieu.

Confío en que las vuestras hayan sido bien buenas!!

Lástima que sea martes y aún esté en la maldita oficina. En fin. I'm back.

Saludetes,


jsf

El nene se pira

Me piro de vacaciones... Necesito descansar y tratar de desintoxicarme un poco: actividades sanas, buenas, saludables, vigorizantes, revitalizantes y... en fin, algo.

Voy a echar mucho de menos a Mer (¡ay!), pero por lo demás estoy encantado de poder marcharme al campo.

No creo que pueda conectarme así que saludetes a td@s y que lo paséis bien.


jsf

Y no lo olvidéis: Más vale la mano en el pájaro que pájaro en mano; o cría cuervos y tendrás muchos.

Anécdota 7: "Er Cajco"

Premisa 1: Nestares es un pueblo sito a unos cinco kilómetros de Torrecilla (base de operaciones elemental). Su población en invierno llega hasta la asombrosa cifra de 3 seres humanos; en verano incluso supera los 15. Quieran los hados del destino que las fiestas de tamaño pueblo sean un fin de semana ANTES que las del nuestro, razón que nos obliga a invadirlo inevitablemente, con la finalidad de: uno, bebernos todo aquello susceptible de ser bebido y; dos, entrenar e ir calentando a las huestes para que el fin de semana siguiente sea, otro año más, memorable.

Premisa 2: A Nestares se sube de noche y andando. Andando y por un campo de piedras que te cagas. Durante el día previo a la excursión hay que rezar para que no llueva y para que la noche sea clara y con luna: los lechones habidos son memorables muy a pesar de las linternas.

Anécdota: Son las seis y media de la mañana. El paisaje es desolador pero... ¡aja! hete aquí que aún queda en pie un pequeño reducto de héroes de la cuadrilla: La Resistànce (alegórico me encuentro hoy). Obviamente nuestro estado es detestable pero, dado que la perspectiva de marcharnos caminando se hace terriblemente dolorosa, decidimos echarnos un último alguito al gaznate para insuflarnos cierto ánimo. Entramos en el único bar que hay en el pueblo (de hecho es un Centro Social que solo abre los findes impares, creo) en donde el camarero nos mira con ganas de llorar. Entre vítores y algún son del Tractor Amarillo procedemos a hundirnos un poquito más en la miseria... no han pasado cinco minutos cuando de repente El Venao resuena berreado a nuestra espalda: Son dos tipos de Torrecilla ostensiblemente machacados que se van jaleando el uno al otro a ritmo de pacharán.

Sea como fuere (ay, la amistad) nos liamos a hablar y se ofrecen a bajarnos a Torrecilla en el pedazo de Land Rover de uno de ellos: el bicharraco en cuestión es uno de los antiguos, un autobús verde y con unas ruedas del tamaño de un portón. Dos aceptamos al momento y el resto se achanta bajo la inteligente premisa de que más vale resbalón torpe que hostión en coche. Al montarnos en el vehículo, mi compadre decide que es el mejor momento para echarse una cabezadita mientras yo, que aún mantengo cierta (ínfima) dignidad, voy empezando a darme cuenta de en dónde me he metido: estos dos campeones se están zumbando a morro una botella de pacharán, la mirada del que conduce es la desasosegante mezcla entre la de un camaleón y la de Fernando Trueba (con todo el respeto), el otro decide mear por la ventanilla y yo empiezo a acordarme de la madre que parió al mundo. A todo esto el conductor decide que qué coño, que para qué está un Land Rover, que vamos para abajo pero en línea recta: campoatraviesa, joder. Y más feliz que una perdíz el pavo enfila un campo de trigo y tira toderecho. Con el bamboleo (la de Dios) mi colega dormido (increíble) se está pegando unos carajales contra la ventanilla de narices así que el conductor, muy resuelto él, decide que, y sacando uno del maletero, lo mejor va a ser plantarle un casco. Y así llegamos hasta abajo: el nene santiguándose con una mano y con la otra apretando el melón reforzado de mi compadre contra el cristal para evitar que rebote.

Total, que cuando bajo del coche y tiro de mi amiguete, el pobre despierta. Como lógicamente (por el bebercio) le duele, se lleva las manos a la cabeza y de repente su expresión cambia con tremenda alarma: empieza a darse golpes suavemente mientras nosotros tres nos partimos la caja torácica: el pobre no se da cuenta de que lleva un casco puesto hasta pasados quince segundos... No he visto tanto miedo en la cara de alguien en muchísimo tiempo…

Rimas indirectas y semisonantes

Pensamos: Ay.
Nos decimos: Verás...
.
.
Me dice: Si no tienes bonometro, no pasas
Pienso: No tengo bonometro, no paso.
Me dice: Y no me vengas con cuentos, que me las sé todas.
Pienso: No irle con cuentos que se las sabe todas.
Me dice: Anda y marcha para afuera.
Pienso: Ando y marcho para adentro.
.
.
Nos decimos: Listillo.
Pensamos: Ojalá te pudras en el infierno.

-(+*+(- mArTeS -)+*+)-

Maldita sea. Voto a verdes y bríos las han segao. Siempre es lo mismo cuando vuelo. Lo tengo dicho, lo tengo dicho, lotengodichOoOoOoOo: que VOLAR NO ES MOCO DE PAVO (además, que ellos no vuelan, muy a su pesar, y lo sabré yo que como Director del Área de Negociado tengo que estar escuchando constantemente sus estúpidos lamentos sindicantes: los pavos no vuelan pero reivindican tener el derecho a hacerlo. Necios. Son los únicos que no reían cuando todos juntos y en armonía vimos la Vida de Brian; en fin, pavos, nunca puedes contar con ellos). ¡Oh alegoría! Cuando antaño volé con aquellas dos rechonchas y posteriormente caldosas gallinas, Justa y Fernanda (que sí que pueden volar, pero ocurre que no quieren hacerlo, es así de sencillo: que no vuelo y San Se-acabó, dicen todas; los pavos las odian, en consecuencia) el temita era diferente. Siempre me ocurre lo mismo. Siendo yo el único humano que vuela, me desespera tener que escuchar siempre las mismas cosas.

Desde ésta plataforma al mundo, desde éste púlpito electrónico que las redes me otorgan DIGO:

1- Respétense a los hombres y hombras de bien. Carayo.
2- Crúcense las calles por los pasos de cebra (copyright motherearth)
3- No me digan que no se os lo avisé.

OTRODIGO:

1- Se va el caimán. Y se va, que todos lo sepan, por la barranquilla. Y así no son las cosas, caimán, que no.
2- Vendan su alma a Super Ratón. Mineralícense y Vitamínense. O no, que dijo mi portero.

He dicho. Hoy, que tengo el día surrealista y me niego rotundamente a volver a tratar acerca de la (ella) hidráulica, una rama del conocimiento que, a diferencia de la hidrodinámica, creció cada vez más y más.

Y punto.

11M Posted by Hello

Un año. Dios. Un año entero.

Anécdota 6: InvisibleMan...

Anécdota: Sábado noche (feever!), rondarán las cuatro de la mañana y el Señor Curro acaba de llegar a casa (la de sus señores padres, por ende). El tipo lleva un carajal fantástico (cervezas, vinillo, pacharanes y cienes de copas rematando).

Como casi todo el mundo en situaciones de éste pelo el chico trata de hacer el menor ruido posible pero, dado el balanceo escoradísimo al que está sometido, se zampa un lechón de órdago contra una esquinera de la entrada. Su madre, alterada por el golpe, se levanta. A él, que oye que alguien se mueve, le entra el canguele lógico: Como me cacen con ésta melopea, soy un Curro muerto. Total, que con la poquísima destreza que aún le queda se mete en el salón. Su madre, que ya se ha plantado las pantuflas y la bata, comienza el trasiego por el pasillo.

Y entonces ocurre. Acaece.

¿Qué mejor manera hay en el mundo para pasar inadvertido, para que nadie sepa que estás? Pues coño, es evidente: haciéndose invisible. ¿Y cómo se hace uno invisible? ¿Eh?

Fruto de la soberana mamada (con perdón) Currito logra quitarse TODA la ropa en los pocos segundos que transcurren hasta que su madre llega al salón.

Imagínense el espectáculo: Curro paseando con el badajo al viento y tan tranquilo por delante de su madre, y ésta, la pobre mujer, absolutamente flipada viendo cómo el Champion de su chavalín pasa por su lado en pelotas con toda la intención de tomarse un vasito de agua y echar un pis antes de acostarse.

Anécdota 5

Por el culo te la hinco






Nota: tenía que hacerlo...

Anécdota 4: National Geographic

Premisa 1: Nadie en mi familia es racista.

Premisa 2: Hablaré de un sobrino mío (se trata realmente del hijo de unos primos), al cual, sin perjuicio de lo que a continuación contaré, adoro. Bien, el niño en cuestión es muy inquieto (MUY inquieto): está todo el día danzando, tocándolo todo, dando golpes y machacando al personal. Cuando tiene el día fino lo único aparentemente factible es su muerte (rápida). Y es que encima chilla. Y llora, y patalea y se cabrea como si le estuvieran pellizcando los huevos con unas tenazas al rojo vivo. Y todo ello sin ninguna razón aparente. Pudiera ser que sea hiperactivo, aunque aún no está del todo claro. La consecuencia final es que, para unos padres primerizos como los suyos, el niño (para más INRI) está más mimado que el gato de Luis XVI.

Anécdota: Se dirige mi prima con su hijo a un Centro Comercial. La madre lleva enganchado al lomo no sé qué sillacarritocunacama con no sé qué función y que le ha costado no sé qué barbaridad. Casi en la puerta, se ve en lontananza a un tipo de color (negro) armado con un fajo de periódicos que va dando el coñazo (lo siento: es un coñazo) a los transeúntes para que le compren un ejemplar. El tipo no es que sea negro, es que es azul marino, ébano y noche cerrada, como el pelo de los Clicks (agg, soy viejo).

Imperceptiblemente, el dúo sacapuntas y el tipo en cuestión se van acercando... para cuando mi prima se quiere dar cuenta, le petit cabrón(*) está con la boca abierta señalando al vendedor con su espada láser Star Wars Episodio III. La madre, llena de vergüenza e intuyendo lo peor, insiste al chaval a que le siga pero el muy melón ni se inmuta. Ya con cierto apuro y bastante más alto, vuelve a decirle al mamoncete que venga, vamos para dentro, que hay que cambiar el carrito del nene. Pero aquí el mini Skywalker no puede parar de mover el sable de arriba abajo sin apartar los ojos del tipo (que ya se ha percatado del chiquillo). De repente el encantador bichillo le da a un botoncito del sable y del extremo sale un punto de luz roja que va a parar en mitad de la frente del pobre y anonadado hombre. La madre, que ya no sabe qué hacer, se le acerca por detrás y justo cuando va a cogerle del hombro, el pequeño malandrín empieza a gritar:

-"¡¡Mamá, mamá!! UN MONO, mira, ahí hay UN MONO, UN MOOOONOOOO!!!"-.

Epílogo: En Reyes le cayeron a mi sobrino todos los juguetes en los que había niños negros (y de todos los colores, que me lo veo señalando a un chino y gritando al viento “Mira un pis, mira un pis”: cuentos, figuras, puzzles…


(*) Expresión encantadora robada a Pérez-Reverte. Tanto en “Cabo Trafalgar” como en “La Sombra del Águila” así se refiere a Napoleón Bonaparte: le petit cabrón. Bueno, ¿verdad?

Respuesta para Joe

Este post es la respuesta para uno de Joe, en el que plantea ciertas cuestiones que parece le servirán para escribir un artículo. Echádle un vistazo a su post, seguro que hace algo interesante.


1.- ¿Por qué escribes?
Sufro dos enfermedades: la diarrea mental y la curiosidad, que todo lo emponzoñan y todo lo crean. Posiblemente tenga mil razones más, pero mientras pensaba en ellas se agolparon en la cabeza y ahora mismo se me escurren por las orejas manchándolo todo.

2.- ¿Qué género sueles cultivar?
De todo… al principio sólo eran la pasión y la poesía, luego me interesó el miedo y después la risa. Luego todo junto: en relato, en cuento, en poema o en novela (lo hice… escribí una). Y el amor, cómo no. Creo que me interesan los sentimientos en sus extremos. Espero no descartar nunca nada.

¿Por qué?
No lo sé. Creo que me divierte investigar las posibilidades (las mías y las de otros). Sólo pretendo que me divierta (cuando diversión significa multitud de cosas).

3.- ¿Por qué elegiste un "Cuaderno de bitácora" para publicar?
Porque un amigo lo hace y me animó a ello. Luego he descubierto que de alguna forma me libera un poco. Además, hay momentos en los que mis eternos miedos a escribir se convierten en sólo un eco lejano. Confesaré que me gusta que me lean.

4.- ¿Has publicado en otros medios (libro, revista, lista de correo, usenet, web personal, revista electrónica...)?
Sí, en alguna revista. Y en un libro de poemas (de eso hace ya tanto…).

5.- ¿Has practicado algún juego literario?
Nunca de otros. Suelo ser yo el que me planteo los juegos: cuentos que sean una sola frase, pequeños relatos contados al revés… aquello que pueda ocurrírseme.

Patio


 Posted by Hello

Grande o chiquito, lleno de ruido o de silencio, conformista o gritón. Allá en donde se ve lo que nadie quiere enseñar, en donde cae lo inconfundible, en donde se mezclan todos los ojos sin que nadie los vea. Una luz vespertina, la radio, el eco del despertador. Un llanto o un grito, las risas. Los olores, el calor, la calma o el sueño. La siesta o el jolgorio. Un patio.

Anécdota 3: Spiderman

Anécdota: Junio de 1999. Jueves. Es la una y media de la madrugada. Agg. Estoy en la puerta de casa con un alegrón (es un decir) encima de la leche: Ole, ole y ole, mis caracoles. Y es que a las siete de la tarde salía de la oficina con unos cuantos compañeros y con la sanísima y pudorosa intención de ingerir una cerveza (máxime dos, lo juro) e irme al sobre a descansar. No fue así. Ay. Después de buscar por todos mis bolsillos llego a la tristísima conclusión de que me he dejado las llaves en el cajón de la mesa: fenómeno, me siento un crack. A riesgo de morir o ser deseredado decido llamar al telefonillo y curiosamente no me responde ni el perro (harto complicado, por otra parte). Como estoy más crecidito que Flash Gordon llego a la conclusión de que lo mejor que puedo hacer es saltar la valla y así, como mal menor, puedo arrebujarme a dormir en el porche, en el césped o, si es menester, pegarme un baño en pelotas en la piscina. Recordando lo sencillo que era hacerlo en mi tierna infancia me acerco a la esquina por donde habitualmente lo hacía y me encuentro con que mi portero (más versátil que una thermomix) ha "instalado" ciertas medidas de seguridad. Me sonrío bien chulito en gesto McGiver y me encaramo a la valla. Huelga decir que voy trajeado, corbata y portafolios incluidos. Cuando llego a lo alto del murete veo que hay un precioso alambre de espino a conjunto con unos pinchos de hierro de aquí te espero. Francamente ortopédico, paso por encima (después de clavarme un poco todo en las manos y engancharme los pantalones tres veces). Al pasar al otro lado me encuentro sobre la caseta de la depuradora, desde la que fácilmente podría saltar al suelo. Al sentarme sobre el tajadillo siento como se me hincan en las posaderas unos amabilísimos clavos y, en gesto agónico me lanzo al suelo. No debería haberme sorprendido al encontrarme aquello lleno de cristales rotos, pero lo hice, francamente... Magullado pero aún con el ánimo invencible, decido buscar alternativas desde dentro: El portal no se abre (lógico), mi hermana no escucha las pedradas que le estoy pegando a su ventana, siguen sin descolgar el telefonillo y empiezo a cansarme. Después de echar un pis detrás de un matojo y de recorrer el porche unas cuantas veces me llega inspiración, la luz, la sangre a borbotones al cerebro: coño, vivo en un primero: la ventana. Bailando claqué y más feliz que una perdiz me dirijo hasta el jardín: a pesar de tratarse de doble ventana sé que con un par de golpecitos se pueden abrir. Ahora, ¿cómo llegar hasta allí? El pino. Tengo un pino justo enfrente de mi cuarto. Dejo el portafolios en un banco y, sin pensarlo un segundo me agarro al pino y empiezo a trepar. He de apuntar ahora que el pino en cuestión (ahí sigue el tío) es relativamente alto, pero el diámetro no es mayor que el de una pelota de balonmano. Lógicamente, a medida que voy llegando hacia la copa aquello se tuerce en plan catapulta infernal (grandes, los gemelos Derrik de Campeones) balanceándose de un lado a otro como un junco al viento. Si a eso le unimos que mis capacidades trepadoras están muy menoscabadas por: uno, mi lozanía (70 kilitos -los de entonces... ¡ahora más!- de Dios); dos, mi ebriedad (el güijqui maldito); y tres, el disfraz de chico elegante, podéis haceros a la idea de lo que me costó conseguir, después de ni se sabe cuantísimos intentos, llegar hasta arriba. El caso es que, una vez "on top of the world", logro ir balanceando el pino hasta que, en un salto fantástico, me cuelgo de las jardineras de obra que hay en mi casa. Bien, pienso entonces, lo hice, soy un monstruo. Pero hete aquí que me encuentro con lo más inesperado: cuando trato de alzarme a la maceta tirando de mi majestuoso cuerpo no me muevo ni un centímetro: no me queda un pijo de fuerza. Por más que lo intento, no hay forma. Joder. Apunto de echarme a llorar miro hacia abajo y encuentro la solución a la altura de mi cintura: el desagüe de la maceta. Si logro plantar ahí un pie me podré impulsar con la pierna y problema resuelto. Haciendo un último esfuerzo logro poner la peana en el borde del desagüe y, con todas mis paupérrimas fuerzas pego un tirón hacia arriba. Pero el puto desagüe es una manguera. Las mangueras no son resistentes. Las mangueras se doblan... así que me resbalo y me quedo colgando de un brazo. Agg 2. Mierda. Viendo que estoy a punto de pegarme un lechón contra el suelo y como alternativa a no poder subir el brazo que tengo descolgado, me lanzo contra el pino para amortiguar el golpe. Y curiosamente me vuelvo a quedar agarrado casi en la copa del pino. Cuando estoy volviendo a intentar el salto oigo la puerta de entrada. Sin pensármelo dos veces me dejo caer al suelo. Imaginaros la cara del pobre tipo que entraba a su casa relajadamente después de una noche de asueto personal: sin comerlo ni beberlo le cae del cielo un vecino despeinado, con el traje hecho un Cristo (nunca mejor dicho), apestando a resina con cocacola y que no puede pronunciar ni su nombre. Nasnoches, le dije. Buenas noches, me dijo él aún temblando. Ques que me he dejao las llaves en laficina, le digo. Ya, responde él. ¿m’abres?, le pregunto. Claro, dice él. Así que el pobre hombre, mirándome acojonado y sin saber qué coño había pasado, me abre la puerta. Tamañana, le digo. Adiós, me dice él. Llegué a casa y llamé al timbre de la puerta. Mi padre, con los ojos llenos de legañas me abrió alucinado y se volvió a la cama sin pensar mucho en mi aspecto. A la mañana siguiente (la cabeza me estallaba) bajé a comprobar qué demonios le pasaba al telefonillo. Desconectado, por obra y gracia del padre del vecino que me encontró escalando. En fin.