urgencias

Simplemente mirando los pomos de las puertas de los servicios de mi oficina uno sabe (o intuye, cáspita) si están ocupados o no (High Technology).

A pesar de lo complejo que pueda resultar y aún a riesgo de que no se comprenda (vera veratis), voy a tratar de explicarles en qué consiste el engorrosísimo sistema visual que han Inventado + Desarrollado los hijos del Averno para que nos enteremos de algo tan elemental (crucial, claramente) como es aquello de si un cuarto de baño está o no ocupado.

Atiendan bien, compañeros, que el Código de Da Vinci parece un puzzle de tres piezas comparado con este brillante despliegue técnico, oh, intrincado procedimiento de precisión y ajuste:

Si lo que se ve junto al pomo es una franja de color verde... síp, quiere decir que se puede pasar a efectuar el desbroce oportuno. Si por el contrario la mencionada franja es de color rojo... adivinen, especulen, piénsenlo... en efecto, el mensaje, una vez desencriptado, viene a decir que el servicio está ocupado.


¡Rayos y truenos (pensarán ustedes, mal hablados), pero si utilizan un sistema muy similar al de los semáforos!, pero... ¡si quizá se parezca al de los aviones, los barcos, los servicios públicos y demás historias que ahora no recuerdo!

En efecto. Síp. Pero hay un tipo que no lo entiende. Non capito. Niente (nientes mas que hablas). Y es que es tal la virulencia con la que trata de echar la puerta abajo, es tal el énfasis y la ilusión que le pone, que mas de una vez ha conseguido en mí el desagradabilísimo mictionis interruptus.

Y sí, el cachivache estaba rojito. A éste pobre ser le da igual el colorcico del pomo... y hay labores que uno debe realizar en el mas estricto de los silencios. Ñas.

Y yo ya no sé si es que constantemente se está meando (uff) o si es que es más daltónico que aquel mítico César Sarachu (magia previa a Cámera Café).