Mi madre murió el pasado 3 de enero. De forma repentina e inesperada. Pasó dos días en coma y finalmente, falleció; 56 años. Toda una niña. Toda una madre.

Se me junta una infinidad inconmensurable de sentimientos contradictorios, rotos y masticados. Todo es infinitamente mas relativo de lo que ya me resultase anteriormente, y apenas alcanzo a entender con qué fuerza voy a echarla de menos. Se hace difícil compartir una experiencia como esta.

Durante mucho tiempo pensé en que debía de actualizar la lista que queda a la derecha, haciendo un hueco especial al link mas importante de todos. No voy a dejar de hacerlo ahora. Perdurará en nuestra memoria haciéndose aún mas grande.

Este blog nació hace mucho tiempo con intención de proyectar mis grandísimas y apesadumbradas reflexiones sobre Dios, la vida, el infinito y la muerte; el amor, la desdicha y la gracia. Con el tiempo aprendí que el humor, las cosas sencillas de ésta existencia, la candidez y la curiosidad hacen de la vida un lugar mucho mas sabio.

No voy a cambiar eso.

Disculpas por la ausencia, se hace doloroso volver, pero la rueda sigue moviéndose.

A mi madre le gustaba darse alguna vuelta por aquí. Sé que lo hubiera hecho con más frecuencia si la pobre hubiera podido recordar mas fácilmente la dirección. Ñas. Ahora puede pasarse cuando quiera. Un beso gigante, pichurrilla.

Abrazos y besos.