Cuento de Hadas

El Cuento de Hadas más Corto
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Había una vez un muchacho que le preguntó a una chica si se quería casar con él.
La Chica dijo "no".
Y el muchacho vivió feliz para siempre, bebiendo cervezas con sus amigos, tirándose a numerosas mujeres y yendo al fútbol a menudo.

FIN

Nota: no es mío, pero me ha encantado!!

Joder con el Spam en los comentarios

Estando como estoy hasta las mismísimas pelotas de recibir comentarios spameros a cada post que publico, en los que:
  • se me recomienda cómo alargar mi pene,
  • cómo vender mi coche o a mi madre,
  • incluso dónde adquirir máquinas para rizarme el pelo,
he decidido "instalar" el criterio de control que blogger facilita: hay que escribir una serie de letras que aparecerá debajo del cuadro de texto para poder publicar aquello que se quiera decir.

Propongo un juego: tenéis que tratar de construir una palabra con las letrujas que salen.

Ahora haré una prueba para que veáis.

Con Dios...

peñaZoo '05

Seres, aquí os traigo un mes de puro gozo. Altavoces altos y a disfrutar!!!







Snif... aquellos maravillosos meses...

Mil vidas.


Mi hijo nació el 26 de febrero de 2007. Yo nací el 23 de septiembre de 1978. Mi mujer también nació ese mismo día. Qué lindo, pensamos después de aquel primer café. La vida se hace de casualidades que surgen de actos de los que no somos responsables. Qué simpáticas coincidencias. Ella es un poco más baja que yo y yo soy un poco más grueso que ella. A los ocho meses de aquel café en Oviedo quisimos casarnos y nos casamos. Mis padres quisieron a los suyos y los suyos quisieron a los míos. Ella quiso a mi padre y yo quise a su madre. Somos de provincias diferentes, me divierte su acento gallego y a ella le divierte el mío andaluz. La celebración fue muy simpática. Como todo en la vida. Como la fortuna, o los hados. Mi hijo murió el 28 de febrero de 2007. Era diferente. Le queríamos mucho, más de lo que se puede querer. Qué casualidades, qué poca fortuna. Mi mujer nació en Madrid el 23 de septiembre de 1978 y yo nací en Madrid ese mismo día. Mis padres adoptivos son andaluces, los suyos gallegos. Lástima no haber sabido hasta hoy, y sólo hasta hoy, que somos hermanos.

Un momento.



Sólo de ti se hace mi aire,
nada más que de ti,
de tus ojos de madera y fuego,
de tus labios de hiel y carbón.

Se quebró mi alma escuchando
la canción del viejo amanecer,
se perdió entre los pliegues de tu piel,
loca allí,
loca y revolviéndose con el ansia de la luna y la sal;
allí,
a tus pies,
allí buscándote como un faro ciego,
sin boca,
sin sangre,
sin más refugio que el recuerdo de la mar.

Probando voy... probando vengo...

Una prueba. Ay, qué nerviossssssss. Un ínfimo extracto de las fiestas en Torrecilla. Comprueben el ritmo de nuestro maestro de nada...





suicidios y guerras

El otro día leí que los suicidios causan al año más muertes que las guerras.

Las fuentes parecen fidedignas: la OMS, la IASP (ojito: Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio) y la OPS (Organización Panamericana de la Salud).

Independientemente de la repulsa que me generan las guerras, la noticia me llama tremendamente la atención en lo que al suicido se refiere: es impresionante cuantísimas personas se suicidan. Personitas como tú y como yo, al fin y al cabo.

Recuerdo una discusión que mantuvimos un gran amigo mío y yo acerca del suicidio precisamente después de volver a ver "El Club de los Poetas Muertos", hace ya muchísimos años. La película es fantástica y muchos recordaréis que uno de los alumnos se suicida.

La discusión se fundamentaba en la determinación que un individuo debía tener para suicidarse (no hablo aquí de la inmolación ni similares, no vienen al caso): ¿hay que ser un valiente para quitarse la vida?, ¿será por el contrario un gesto de cobardía para afrontarla? Probablemente se trate de una mezcla de ambas cuestiones.



A mi humilde parecer, después de haber pasado por lances que no son pertinentes en éste momento, ha acabado pareciéndome algo francamente cobarde. Quizá sea porque, aun habiéndolo pensado a veces, ahora tengo la sensación de que la vida, y solo la vida por sí misma, es lo más fascinante que existe.

Citaré a mi abuelo, uno de los seres humanos más interesantes que hayan existido (murió hace tiempo, el hombre): -“Juanillo -me decía con voz queda y mirándome a los ojos-, el sentido de la vida no es más que la vida misma”-

Lo que me asusta un poco es el pensar en las miles de justificaciones, en los millares de razones que habrán pasado por esas cabecitas antes de haberse decidido. Estoy un poco harto de escuchar que todo se debe a la sociedad y a cómo nos vamos haciendo más retraídos y míseros para con los demás y nosotros mismos. No me sirve, sinceramente.

Olé por los valientes.

las cosas claras y la caca dentro



La fotografía que acompaña éste post fue tomada en los servicios de una estación de ídem sita en la carretera de Soria a Logroño. No diré cuál es por proteger tanto los derechos de privacidad como las admirables cutrerías de los propietarios.

Por si no resulta legible, traduzco: "La caca dentro, por favor".

¿Por qué un gasolinero escribe en un azulejo tamaña orden?, ¿por qué del ruego cuando parece evidente que la caca siempre va dentro?, ¿cuánto cabrón hay en éste mundo para que el tipo, desesperado, haya tirado del pertinente eding en un mar de ansiedad?, ¿cuántas siembras le habrán dejado fuera? y lo que es aún peor, ¿le hará caso el vengativo caganini?

Os tendré al tanto. Y que Dios salve al gasolinero.

Bombilias


Señoras, caballeros, señoritas, caballeritos, ésta es una foto de una bombilla. Concretamente de la bombilla que durante tantos años me ha estado acompañando en mis horas de antiestudio. Verán que es una bombilla que, muy dignamente eso sí, perdió el culo por mí. Por eso, y por otras tantas anécdotas que no vienen al caso, afirmo y reafirmo: que viva la madre que te parió, bombilla. Que la paz sea contigo y que, allá en donde repose tu alma de wolframio, el paso inexorable del tiempo sea simplemente una caricatura de la que partirse de risa.

Holaaaaaaaaa

Soy un desaaaaaaastre. En fin. Aghh! Tengo muchas cosas que hacer y muchas que actualizar. Ay, la de tiempo que le debo al blog... Me raptaron dos pingüinos muy cabreados (un ex-fumador y un pingüicalista radical) y, después de torturarme con todo tipo de armas hipotecarias, me impidieron el acceso a la red de redes: -"pa que te jodas"- decían todo el rato. Una vez que por fin he sido liberado (gracias a la intermediación de un extrañísimo grupo de congresistas liberales vestidos de faralae con botas camperas), retomo las viejas y buenas costumbres.

He dicho.

Nota: El pingüino volvió a fumar. Réquiem por el pingüino. Lo siento, sufro síndrome de estoeselcolmo (nota de la nota: releo la estupidez del síndrome y me avergüenzo de lo poco gracioso que, en ocasiones, soy).