días verdes

Sábado: 9.45 (aeme, se entiende) Ikea (mis grandes amigos suecos que aún nos tienen gozando íntimamente con la maldita cocina), 11.30 Leroy Merlin (ojito con los miles de millones de herramientas que deseo de ese lugar; que tiemblen el barbas de Bricomanía y el pobre imbécil de Art Attack -¿por qué no puedo dejar de mirar la tele cuando sale haciendo sus cositas?-), 13.00 Plaza Norte 2 (un mausoleo espantoso pero recurrente dedicado al consumismo y repleto de seres humanos), 15.00 Leroy Merlin (se nos había olvidado comprar una espátula, qué le vamos a hacer), 15.30 El Corte Inglés (no tengo suficientes palabras de afecto) , 16.00 Casa de los nenes... decapar y lijar en casa (cuatro sillas que van a quedar dignísimas, ahora que vaya currele que nos estamos pegando), 18.00 El Corte Inglés (más afecto y más amor); 21.00 Casa padres (cena y estiramientos); 22.30 Casa Mer (estofez en el sofá).

Que por qué le empiezo a coger tirria a esto de la Navidad... en fin.

El caso es que la otra noche escuché en la radio (clásico programa nocturno de nombre amable -El Ombligo de la Luna- con muchacha de voz cándida y sugerente al frente) una carta ya demasiado clásica en ésta época: el típico tipo con pico (excúsenme, que de vez en cuando me dan ataques estilísticos inútiles) que odia la Navidad. Recuerdo que a mis 17 aquello de odiar la Navidad era tremendamente fascinante: aquel que era malo, ese que era mas chulo que nadie (y que quería serlo más que nadie), estaba obligado a odiar la Navidad. Yo odié la Navidad como un campeón, siguiendo el habitual guión hasta en los puntos y las comas.

El escrito venía a decir que somos unos cínicos, unos consumistas y unas apestosas víctimas del sistema: que la Navidad une pero falsamente, que por qué regalamos cuando en realidad las familias se odian, que la felicidad de ahora es un síntoma superficial y caduco que en tres semanas se esfumará devolviéndonos a la rutina de la realidad: el individualismo, la desconfianza y la indiferencia. Que es una época inventada por una religión muerta, que seremos testigos de la falacia, las sonrisas forzadas y de la envidia... en fin, la recurrente perorata rellena de cositas dulces que no deja de tener su fundamento.

¿Pues sabéis qué? Que la chapa consiguió que me apeteciera la Navidad. Soy reaccionario por naturaleza. De acuerdo, ésta es época de melancolía y de soledad absoluta para los solitarios, las cenas podrán resultar francamente extrañas, nos gastaremos ese dineral que no tenemos en regalos que ni queremos regalar, habrá que abrazar a aquellos que hace un año exactamente que no abrazamos y tendremos que sonreír porque simplemente es Navidad... un asquito, vaya. Pero qué queréis que os diga, también ese abrazo, aunque quejumbroso, no dejará de ser un abrazo, ese brindis podrá acabar siendo sincero, el regalo que hagamos seguro que será recibido con una sonrisilla y preparar la cena puede resultar hasta ilusionante. La vida está llena de catastrofismo y qué coño, si a pesar de lo superficial, de lo etéreo y de lo minúsculo, conseguimos pensar positivamente aunque solo sea por un instante, la inhóspita Navidad habrá merecido la pena.

El tipo acababa diciendo que menos Navidad y que lo que hay que hacer es portarse bien durante todo el año. Ahí sí que estuve totalmente de acuerdo: que los Reyes son los Reyes y sé que los putos pajes me llevan vigilando desde octubre.

Un abrazo fuerte y feliz Navidad.

Por cierto: Atoren a éste ser, es simpático.

6 comentarios:

Jaime dijo...

Muy bueno lo del moscón.....

La navidad?? Estoy de acuerdo en que se ha vuelto algo más comercial que nada, pero tambi´n tiene su punto. Basta con ponerle un poco de ganas, que una vez al año.......

Tienes razón....

Gloria dijo...

Ya lo decía Devo: reaccionar es reaccionario, Devo acciona.

Cuidadito con las demagogias, consiguen el efecto contrario, como se ve.

[hacía mucho] Etypsuew: nombre del quinto hijo de Matusalen (o algo así)

Anónimo dijo...

Hay cantidad de cosas no-progres que pueden acabar por ser fashion y quizá la Navidad sea una de ellas.

La tuna no.

Gloria dijo...

La tuna nunca. Otro día, un post sobre eso,tengo mucho que decir.

Jaime dijo...

Veo agresividad contenida....

Pobres tuneros, si no son más que una panda de tunantes.... algo insoportables, eso es cierto.

Adoptarte?? para cuando quieras payo, pero ya que eres un ser respetable, decente y cuasi casado, quizás deberíais adoptarme vosotros.

Que tal va mi habitación? Vuestra casa ya está preparada.

Besos

Anónimo dijo...

Jajajaja, de dónde sacarás los jueguecitos esos típicos a los que se dedica la gente de oficina de 9 a 5? (Me pregunto)...
En lo de la Navidad estoy de acuerdo, aunque este año, la vamos a pasar solos y lejos, a ver si así añoramos un poco a la familia. Lo de la casa se está conviertiendo en una aventura fascinante, por lo que se ve... no me expliques del Corte Inglés, por favor, no me expliques... Soy la primera que les escribiría poemas, pero resulta que luego, el único sitio donde encontramos trajes de la talla de Craig fue allí. (Porca miseria y falta total de principios) Será que nos hacemos mayores y cada vez nos la trae más floja esto de ser rebeldes o no.
Ánimos. (Y pega aquí más jueguecillos de esos, que aunque me haga mayor, los juguetes son los juguetes, qué carajo, JEJE)
A.