No quiero coleccionar soldados de plomo, relojes de época, plumas estolográficas que usaron presidentes de países occidentales, figuras de cristal talladas a mano con formas de animales que no existen, sellos antiguos raros y descatalogados, monedas de múltiples formas y colores que probablemente cuesten billetes, piedras semipreciosas guardadas en bolsas de plástico chusto, o cajitas multiformes del siglo XVII. Tampoco quiero hacerme con miniaturas de muebles a colocar en la pertinente casa de muñecas (que se jodan los muñecos), ni quiero construir un coche teledirigido a radiocontrol con gasolina, o un avión teledirigido a radiocontrol con gasolina; ni siquiera ir montando el cuerpo humano partiendo del esqueleto (56 fascículos, más de un año, señores), ni una perfecta rélpica de una galera romana; ni pensar en aprender a pintar con los DVD's de los mejores falsificadores del mundo... Tampoco me quiero coleccionar los primeros episodios de X-Files, o recuperar series míticas como el Pájaro Espino o Kunta Kinte.

Lo que me apetece es volver a mi blog, qué coño.

4 comentarios:

José Moya dijo...

¡Bieeeen! ¡Juan ha vueltoooo!

Clarita dijo...

Me gustó tu comentario en mi blog.Además justo ahora estoy leyendo Demian de Herman Hess y me recordó un montón lo de "Sinclair"

XD

Anónimo dijo...

¡¡¡¡Bienvenido!!!!

Pues yo coleccioné las grandes obras de la literatura universal en miniatura y los libro-cds de música clásica y estoy encantada con mis colecciones.
Los minilibros vinieron con una minilibrería muy seria y sin complejos: se cree muy grande y yo decidí no decirla nada, y así tengo una enorme minilibrería en casa feliz.
;)
Besos.

Gloria dijo...

Coño, por fin, que, sin menospreciar a otros muchos blogs, se te echaba de menos