Mer

Arranca sin prisa,
—urgencia desgarrada—
la mañana que no es igual
y se desliza en la cera de su piel vespertina,
de nuevo,
oro, naranja, sol, pomelo
y hielo.

De esos,
de los tuyos,
tus ojos cajoneando
en mi corazón que chilla agarrándose
a tu cara, agarrándose a tu pelo,
a tu pecho,
con mis manos de madera y sangre,
gritándole al viento, al aire,
que no sabe, que no conoce,
azul, plata, luna, sal
y mar.

Tierra, alfarero y arcilla.
Hendida en dos, arada en el
suspiro olvidado.

Volveré al olivo,
después del término de la bóveda conversa,
llenito de la miel de la mañana,
llenito del aire, del color de la mañana.

Repiquetea brillando en la calle,
chiquito en la baldosa, en el paseo,
en la avenida y en las flores,
mi corazón escondido
a la mañana,
al rojo, al fuego y a la tierra.

1 comentario:

Anónimo dijo...
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