acabo de darme cuenta

Bueno... así que éste es mi post número 102. Cómo molo, oigan. Yo que pensé que llegar al 100 iba a ser la de Dios es Cristo, que iba a celebrarlo con ustedes por todo lo alto y tal y pascual y resulta que estoy currando. Y el 95% de mis compañeros están de puente.

Lo dicho, que debo de molar mogollón.

Un saludo a todos y una pequeña patada en los huevos a todos mis compañeros de vacaciones. Qué. Se lo merecen.

Con un par


Ahí queda eso.


paridón

Ayer por la mañana, recién derruida la última legaña de mis ojos (escuché cómo repiqueteaba en la solapa de la chaqueta; sentí pavor, ciertamente), vi a una señora de edad considerable abanicándose con un ejemplar del diario QUÉ (por si alguno no supiera qué es y no le apeteciese echarle un vistacillo al link, solo apuntar que es un diario gratuito que reparten todas las mañanas en multitud de ciudades españolas por paradas de metro, intercambiadores de autobuses y similares). En fin, que de aquello me llamaron mucho la atención dos cosas:

1- Tal era el calorín que estaba pasando la señora, tal el énfasis con el que bamboleaba el periódico, que el señor que tenía a su lado hubo de taparse con la diestra por lo menos en tres ocasiones para evitar un doble mortal de su ojo.

2- La segunda cosa que me llamó la atención fue (después de que la señora bajase del bus, que la mujer lanzó el periódico al suelo "cagándose en su estampa" por las manchas de tinta que le había dejado en sus delicados deditones) la portada del diario (fotico adjunta).


Oigan, no me hizo ni puta (disculpitas) gracia. No ya el hecho de que a Korea le de por hacer lo mismo que a un cerro de países occidentales, sino por cómo había planteado el titular el periódico. ¿A qué viene la idiotez?, ¿les parecerá inteligente?, ¿quizá irónico? En serio, me pareció un insulto al lector medio, una horrendez tremenda, de un mal gusto flagrante. Se pueden hacer coñitas de mil historias, pero hay ciertas cosas con las que conviene no hacer ni decir (o escribir, vaya) tonterías.

Quizá mañana nos encontremos con otro titular: "OTRA PATERA QUE SE HUNDE, ¡¡Y VAN TRES DE TRES!! GAME OVER A RESCATE CIVIL".

En fin, que me entraron ganitas de limpiarme las posaderas (el ojaldrín, el orto) con el mencionado diario. Y no lo hice porque mancha de tinta, no vayan a pensar.

las señoras contraatacan

Hace ya ni sé cuánto escribí un post acerca de cómo mis amigas, mis adorables amigas, mis entrañabilísimas amiguísimas que limpian por las mañanísimas la oficina tiraban MI (repito: MI) botella de agua. Por aquel entonces conseguí que no lo hicieran: un extito sin precedentes. Loado yo, entonces. Aclamado por mi planta: hacedor de buenas intenciones. Olé, olé y olé.

Pero todo era un montaje (jar, jar, jar -ríanse a lo Hannibal Lecter, Conde Dracull, o Pennywise), una burda engañifa para regodearse aún más en mis penurias acuíferas:

Está volviendo a ocurrir. Llego por la mañana y mi botella no está. Desaparece. Se esfuma. Voilá. He llegado al convencimiento de que hay una cámara oculta en mi sitio (he saludado, me he reído, les he dado la enhorabuena y al final casi desmonto la pantalla...); deben de pasárselo pipa: "Mira al chorra ese, OTRA VEZ buscando su botella". Ains. Qué desasosiego. Y qué cabreo, oigan.

Y no. No es que no ponga un cartelín solicitando que NO se deshagan de la botella. Escribo mi nombre, mis dos apellidos e incluso pido por favor que no la tiren. En rojo y en grandote. Con etiquetas en blanco inmensas. Y la tiran. Síp. Como si nada, larilorá.

A uno de los jefazorrones se la tiraron ayer (la botella, no saquen la frase de contexto, pillines) y casi me da un acceso de histeria señalándole como loco: "¡¡¡A ti también, lo sabía, lo sabíaaa!!!"

En fin. En serio: me da igual que no me limpien la mesa, que no pasen el aspirador o que usen la fregona para limpiar mi monitor. Lo único que no quiero que hagan es tirar mi botella.

Mañana les contaré, porque la dulce Tere ha vuelto a traerme otra botella. Se ha ido acojonadina, la pobre. A ver qué se me ocurre, pero tengan la seguridad de que ésta vez ganaré (...bueeeno, lo intentaré).
EDIT
(11.10.06):
Coloqué por la tarde un DIN-A3 escrito con subrayador azul
que rezaba: "Por favor, sean tan amables de NUNCA tirar mi botella de agua. MUCHÍSIMAS GRACIAS por hacerme caso esta vez...".
Ha funcionado!! No sé hasta
cuando, pero de momento estoy tranquilo...

los pelos de la warner

Flipo con el último cartel publicitario del Parque de la Warner (ref.: paradas de autobuses).

La imagen es la siguiente: En primer plano está Bugs Bunny (con tornillos en las sienes y en traje negro -el cartel viene a cuenta de Halloweentodoslossantos-) que huye de, conforme a lo que reza el cartel, un hombre lobo. Pues bien, es la alegoría al hombre lobo (el fondo del cartel en cuestión) lo que llama la atención:

Es una fotografía (no, no es un dibujo) tomada desde abajo del torso (desde el ombligo hasta la barbilla) de un rechonchín e increíblemente peludo ser humano. Tiene la piel cetrina y, como decía, está recubierto de un matorral de pelo asombroso. Da grima. Una grima bastante grande. Arj. No es que yo tenga reparos, pero entre la pelambrera y el ángulo de la foto parece que el respetable se la está chupando al campeón lobo de marras.

Todo esto me lleva a pensar:

1- Si la publicidad es para los niños, preparémonos para una saga de edipos traumatizados desde muy pequeños.
2- Si la publicidad es para las mamás de los niños, ojito con la broma: mamás sin bragas en la Warner buscando tipos de pelo y que huelan a sudor (porque el cartel no lo dice, pero se nota que el tipo debe de oler a cebolla pasada tremendamente).
3- Si la publicidad es para los papás de los niños, no creo que haya niños éste halloweentodoslossantos en el Parque de la Warner.
4- Si la publicidad es para gilipollas como yo, que nos fijamos en esas tonterías y hacemos publicidad gratuíta del puto parque en nuestro blog, enhorabuena a la agencia: aquí tienen a uno de los gilipollas.

Gustosos lunes tengan, Oh my friends.

Nota: Hasta el mango estoy de bloger, bloger beta o cualesquiera variaciones de bloger

Qué gustito

Esta mañana una señora le ha soltado un guantazo a su hijo de cinco años en el bus, después de amenazarle (eso sí, muy diligente ella) con tirarle de las orejas hasta la luna.

Y digo yo que el crío quizá prefiere estar en la luna con las orejas de Dumbo (tengan en cuenta que, dada la poca gravedad que allí hay, un par de orejas-palangana no serían tan molestas como cabe imaginar) que andar recibiendo arrechuchos de su encantadora madre.

Menos mal que nada mas aterrizar por estos lares me he encontrado con esta delicia...

Por cierto, el niño simplemente estaba silbando en bajito mientras miraba por la ventana que a él debería parecerle inmensa. Nada mas.

Ay, qué pájaras...

Es como Féliz Rodríguez de la Fuente y James Bond. Pero hablando de mujeres económicamente sociables.



No he podido evitar compartirlo con ustedes.

Gratos lunes.